Prohibición de textos sobre el bicentenario en Ciudad de Buenos Aires
Imagen tomada del Fondo Bibliográfico Maestro Luis Iglesias
http://www.histelea.unlu.edu.ar/fondo-biblioteca/index.htm
Bullrich sólo lee la historia oficial
Los equipos de historiadores de la Dirección de Currícula de la cartera educativa porteña elaboraron textos basados en dos ejes: el Estado como una construcción social y los protagonistas subalternos. La Iglesia habría cuestionado el enfoque gramsciano.
Por Nora Veiras
Durante dieciocho meses, un equipo de historiadores trabajó en la elaboración de documentos para conmemorar el Bicentenario en las escuelas porteñas con el aval del ex ministro de Educación macrista Mariano Narodowski. Los textos, láminas, folletos y líneas de tiempo ya estaban en imprenta cuando el team del nuevo ministro Esteban Bullrich empezó a mostrarse inquieto. Tras sucesivas reuniones y contradicciones, un comunicado explicó que “para mantener la pluralidad de ideas se está creando una comisión de especialistas muy reconocidos, que diagrame y analice los contenidos curriculares”. La impresión quedó suspendida. Los historiadores concluyeron que “ante la falta de argumentos se sospecha de una censura ideológica”. El veredicto condenatorio de la Vicaría Episcopal para la Educación, encabezada por el presbítero Juan Torella, habría sido el motivo del cambio de estrategia.
“Dentro de los nuevos temas que se comenzaron a discutir en este resurgimiento de la historia política se encuentra el estudio de los sectores populares como sujetos activos de la historia, sus modos de intervención y su pensamiento político (...) Reconociendo una influencia directa de los escritos de Gramsci que planteaban su interés por la recuperación de la historia de los grupos sociales subalternos, a los que definía como ‘cualquiera que esté su-bordinado en términos de clase, casta, edad, género y oficio o de cualquier otro modo’”, explican los histo riadores en la introducción de los textos pensados para el nivel medio.
El teórico marxista italiano Antonio Gramsci es una de las obsesiones del titular de la Comisión de Educación del Episcopado, el arzobispo de La Plata Héctor Aguer. Apeló al descalificativo de “gramscianos” para oponerse a la asignatura incorporada en las secundarias bonaerenses como Construcción de la Sociedad. En las sucesivas marchas y contramarchas desatadas a partir de la designación de Mercedes Miguel como directora de Planeamiento, acompañada por Sergio Siciliano, deslizaron que habían mostrado los materiales a un sector de mucha influencia en la sociedad que los había cuestionado. Ante la reacción de los equipos de historiadores adujeron entonces razones presupuestarias que impedían la impresión de los textos para entregarlos a las escuelas. Más reuniones, notas enviadas al ministro, nunca respondidas, y presentaciones ante la Defensoría del Pueblo provocaron nuevas justificaciones y cambios de estrategia. Un comunicado, firmado por trescientas personas del área curricular y acompañada por la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), potenció la protesta. Informaron entonces que los materiales para la educación inicial y primaria van a publicarse en CD y van a hacer las láminas que lo acompañan. En el caso del nivel medio les dijeron que van a publicar el material complementario de los cuatro sujetos privilegiados: mujeres, grupos originarios, africanos, afroamericanos, trabajadores y desocupados y las treinta y dos tarjetas sobre medios de comunicación y política que recorren de 1810 a 2010. Los textos no aparecerán ni siquiera en CD.
Desde que Bullrich desembarcó en Educación para suceder al efímero Abel Parentini Posse, los hombres y mujeres de la Iglesia reforzaron su presencia en el gabinete que más les interesa a los purpurados. Licenciado en Sistemas y con apenas un voluntariado de dos meses en Nicaragua para enseñar Matemática en un orfanato, Bullrich está lejos de ser un especialista en Historia. Ante el escandelete que despuntaba por el cambio de planes con los trabajos realizados por la Dirección de Currícula, el ministro sacó un comunicado –difundido a través del portal Noticias Urbanas– en el que anunció la formación de “una comisión de especialistas muy reconocidos en la materia currículum” que “diagrame y analice” los contenidos curriculares “como sucede en muchos otros sistemas educativos del mundo. “Este Ministerio entiende sobre la importancia y el impacto que conlleva toda decisión que atañe a lo curricular porque enriquece y forma a nada menos que a 700.000 futuros ciudadanos”, sostuvo en el texto. Horas después, en la Dirección de Currícula recibieron la noticia de la publicación desdoblada en CD de parte de los materiales. Sobre la comisión supervisora de notables nadie informó quiénes serían ni para qué teniendo en cuenta las decisiones tomadas. Este diario no recibió respuesta a los mensajes dejados en el contestador de la cartera educativa porteña.
Uno de las historiadores, que pidió reserva de su nombre, explicó a Página/12 que “nos dijeron que los materiales para Media son los que menos le gustaron a Esteban (Bullrich). Recorren 1810-2010 en dos ejes, pensando al Estado como una construcción colectiva y privilegiando la mirada de acción de grupos subalternos, buscamos mirar formas de intervención, formas de asociaciones, escenarios de conflictivdad y resistencia. Esta fundamentación está explícita. Como en los relatos tradicionales estos sujetos están poco visibles, desde el ministerio y, acompañando los contenidos mínimos que también los privilegian, buscamos esas miradas.”
La desazón del equipo de Currícula, que fue avalado para realizar los trabajos por la directora del área, Graciela Capelletti, se acentuó porque en diciembre la revista Plural, editada por el propio ministerio, anticipó la publicación de los materiales que llegarían a todas las escuelas. En febrero, Laura Manolakis, la directora de Planeamiento, felicitó a los especialistas y anunció que los trabajos saldrían con una presentación suya. Poco después Manolakis, sobreviviente de la gestión Narodowski, fue desplazada y todo empezó de nuevo.
En una detallada nota enviada a los medios, los profesores de Historia destacaron que en la elaboración de los trabajos recibieron la colaboración de distintas instituciones como el Museo Histórico Nacional, el Museo Nacional de Bellas Artes, el Centro de Estudios Legales y Sociales, el Museo del Cabildo y la Revolución, la Facultad de Filosofía y Letras UBA, entre otras. Los docentes advirtieron que la decisión de no publicar los trabajos “opera en dirección al vaciamiento de contenidos y recursos para la enseñanza en la escuela pública. La ‘otra estrategia’ que el Ministerio de Educación mencionó no puede incluir a la totalidad de escuelas y docentes de los tres niveles educativos aludidos y no resulta un recurso de acceso permanente como los documentos.”
Tomado de Página 12, viernes 12 de 2010
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