Manuales Escolares Latinoamericanos de la Colección MANES.
La exposición, que estará abierta hasta el 15 de diciembre, se ha instalado en el vestíbulo de la Biblioteca Central de la UNED (Senda del Rey, 5). La muestra se divide en tres grandes temas: “Las primeras ediciones escolares (finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX)”; “La identidad nacional en los libros escolares de Historia, Geografía y Educación Cívica” y “Una nueva generación de textos escolares en la segunda mitad del siglo XX”.
En la exposición pueden encontrarse algunos interesantes ejemplares de los primeros libros de texto editados en Europa y los Estados Unidos para el mercado de América Latina a finales del siglo XIX, así como una muestra de los primeros manuales (especialmente libros de lectura) editados ya en los distintos países de América Latina a principios del siglo XX, cuando la ampliación del acceso a la educación pública requirió la elaboración de ediciones masivas de textos escolares con un carácter nacional.
Se exhibe también un conjunto de manuales de Historia, Geografía y Educación Cívica
que abarcan todo el siglo XX en distintos países, así como una selección de textos de la segunda mitad del siglo XX que muestran la evolución que experimentaron los libros escolares según se fue diversificando el curriculum de la escuela primaria. En este último apartado se puede observar la presencia de las grandes editoriales nacionales y extranjeras dedicadas a la edición escolar a partir de las últimas décadas del siglo,
cuando el libro de texto empezó a monopolizar la vida en las instituciones de enseñanza.
A continuación se transcriben los textos que acompañan a las distintas secciones de la exposición:
“Las primeras ediciones escolares (finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX)”:
El inicio de la expansión de la escuela pública en América Latina a finales del siglo XIX trajo consigo la necesidad de proveer a las escuelas y a los maestros con textos escolares. Los primeros libros de texto se importaron de Europa y los Estados Unidos, donde algunas editoriales se especializaron en la edición de obras didácticas para el mercado de América Latina.
A principios del siglo XX la ampliación del acceso a la educación pública requirió la elaboración de ediciones masivas de textos escolares. Entonces se impuso la necesidad de contar con libros nacionales, no solo para hacerlos más baratos y asequibles, sino también por la necesidad de nacionalizar sus contenidos. El libro de lectura fue el género más característico de los textos para la escuela primaria en esta época, y su edición masiva se produjo no solo en los países que desarrollaron una importante industria editorial, como Argentina o México, sino también en países más pequeños. Gran parte de estos libros fueron reeditados abundantemente, a veces en ediciones muy rústicas. Algunos de ellos se utilizaron a lo largo de toda la primera mitad del siglo XX sin sufrir apenas modificaciones. Este fenómeno es un indicio bastante claro de que estos primeros textos nacionales de enseñanza impregnaron fuertemente la vida escolar y las mentalidades de varias generaciones. La vida y las escenas de las clases medias urbanas fueron predominantes en sus contenidos escritos y en su iconografía.
“La identidad nacional en los libros escolares de Historia, Geografía y
Educación Cívica”:
La fundación de la identidad nacional y la creación de imaginarios colectivos ha sido un objetivo recurrente de la educación pública latinoamericana a partir de los procesos de Independencia. La presencia de símbolos nacionales (banderas, escudos, himnos, héroes, etc.) es una constante en los textos escolares a lo largo de los siglos XIX y XX. La producción y utilización de manuales se convirtió desde el origen de los sistemas educativos en objeto de control estatal, sobre todo en aquellas materias más importantes para la creación del sentimiento nacional, como la Historia, la Geografía o la Educación Cívica. Con frecuencia los gobiernos latinoamericanos convocaron a concursos para la elaboración de obras de uso escolar de estas materias, siempre presentes en los programas de las escuelas primarias y secundarias.
Con la edición de libros escolares de Historia nacional se pretendía crear una conciencia histórica y unas tradiciones propias que superaran el mero recurso a los símbolos más superficiales e irracionales del patriotismo (banderas, consignas, himnos, fiestas). La expansión de los libros de texto de Historia tuvo como consecuencia que la investigación histórica
empezara a dibujarse como un quehacer con algún futuro, ya que su institucionalización se debió en parte a la necesidad de enseñar Historia en la escuela. Igualmente, los primeros libros escolares de Geografía y la elaboración de cartografías nacionales cumplieron el papel de definir el territorio como un paso fundamental para la construcción del imaginario nacional.
“Una nueva generación de textos escolares en la segunda mitad del siglo XX”:
Durante las décadas de 1940 y 1950 los libros de lectura, que contenían el conjunto de los saberes elementales de la escuela primaria, siguieron siendo los protagonistas de la vida escolar. Aunque la técnica de la edición mejoró y los libros se volvieron más atractivos por el uso de abundantes ilustraciones en color, no fue sino hacia finales de la década de 1960 que se iniciaron algunos cambios significativos en los libros escolares. El curriculum de la escuela primaria, y con él los textos escolares, empezaron entonces a especializarse en disciplinas separadas, mientras las ilustraciones, los ejercicios y las actividades para los alumnos iban ocupando cada vez mayor espacio en el diseño de los libros.
La política desarrollista que se inició en la década de 1970, que vinculó la expansión de la escuela al objetivo del crecimiento económico, planificó la vida de la escuela en gran parte a través del diseño de los textos escolares, desconfiando del maestro como artífice de las reformas educativas. Desde entonces el libro de texto ha venido dominando más que nunca la vida de la escuela, convirtiéndose en un objeto de consumo masivo y en un lucrativo negocio para las grandes editoriales que han ido creciendo al amparo de esta evolución. El mercado editorial del libro escolar en América Latina no tiene solo carácter nacional, sino que ha favorecido la expansión de grandes empresas editoriales extranjeras, especialmente españolas, que han ampliado su negocio adaptando sus contenidos a las demandas y exigencias de los sistemas escolares de los distintos países.
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